En la década de los ochenta, los sexólogos William Hartman y Marilyn Fithian descubrieron que más o menos el 12 por ciento de los hombres estudiados eran multiorgásmicos. Cuando tu compañero reconozca este potencial en sí mismo y aprenda con tu ayuda ciertas técnicas simples, también va a llegar a ser multiorgásmico. La compañera de un hombre multiorgásmico recordaba: La primera vez que mi novio tuvo un orgasmo sin eyacular no podía creerlo. Obviamente experimentaba tanto placer como siempre y podía sentir la pulsación de su pene, pero para mi sorpresa no había semen y algunos momentos después pudimos proseguir haciendo el amor. Todavía me intriga que pueda tener un Y cuando amas… ¡eres un romántico! Dependes de la pareja, es cierto. Te llegas a fusionar con ella, mas no te transformas en una persona obsesiva del control de su vida. Más bien dejas que el otro haga y deshaga, maneje vuestra vida cariñosa, tire del carro en cuestión de cariño y, por ende, en el fondo dejas en sus manos que mantenga viva la llama del amor. Que te busque, que te sorprenda, que tenga algún detalle contigo, que se acuerde de vuestro aniversario, que se fije en que te has cortado el pelo o bien que estrenas zapatos nuevos. En suma, que te mire. Y si dejas de aguardar eso, es que ya has entrado en depresión. Eso sí, el temor tiene un papel destacado en tu forma de querer. Puedes no querer a alguien, haber perdido la chispa con tu pareja, y no obstante sentir temor, auténtico pavor, a que te abandone o rechace. Esta idea puede llegar a ser tan agobiante que eres capaz de virar tu vida en torno a las necesidades de tu pareja, en lugar de escuchar y continuar las tuyas. De ahí que siempre y en todo momento estás alerta, de lo que ves, de lo que oyes, pendiente del qué afirmarán, de si tu pareja ha puesto mala cara, de si tu amigo ya no te llama tanto, de si tu madre se enfadará si cancelas tu visita, de si a tu pareja hoy le gustas menos, de si… ¡Ay, ese y si! ¡Uy, ese miedo, cómo llega a condicionar tu vida! Eres como un conejillo, siempre y en todo momento con las orejas en alto, con los ojos bien abiertos y con la nariz procurando captar cualquier sutileza.
El hombre con el que has convivido ha sido consciente en todo momento del daño que te ha causado. Cada vez que te ha levantado la voz, o bien la mano, o bien te ha humillado sabía lo que hacía. Tu sufrimiento, o bien el de su siguiente víctima le causa placer. La simulación digital más perfecta, más completa, cualquiera sea la sofisticación técnica de los dispositivos de percepción sensorial utilizados para acceder a ella, no alcanzará jamás a romper los límites que establece la pantalla, no dejará nunca de ser una ilusión sensorial capaz sólo de generar sensaciones temporales de totalidad, dejando detrás de sí, una vez terminada la experiencia, una estela de absoluta desolación . Asíes como funciona: cuando túeras una niña, tu hogar fue la primera fuente de amor y seguridad de tu vida. Incluso si hubo violencia y caos en tu casa, todavía se trataba de unhogar: allífue donde te alimentaban, tenías un lugar para dormir y recibías algún género de atención. AsíasociasteAMORconHOGAR.También asociasHOGARcon otras características, basadas en tu experiencia enél. Por servirnos de un ejemplo, si tus padres se peleaban mucho, puede que tu mente formule la ecuaciónHOGAR = CAOS.Si no te mostraron mucho amor o bien aprecio, tu ecuación podría serHOGAR = SOLEDAD.Si uno de tus padres abusaba de ti, la ecuación podría serhogar = temor.
Ahora se trata de ser siendo consciente de ello para entonces trabajar en tu curación y paz
Imagina la impresión que produce un sujeto que en su primer intercambio de palabras junto una dama confiesa que se ha casado y divorciado tres veces, piensa ¡enorme perdedor! Inadaptado emotivamente, incapaz de hacer eficiente a una mujer y formar un hogar perdurable junto ella. Sería una estúpida si me enredara junto equiparable tipo. Y entonces fue el cuerpo de Marta el que empezó a hablar. Fueron sus nalgas las que, presionando sobre mi pelvis, comenzaron a moverse lentamente. Fue una de sus manos la que, a tientas, palpó la dureza de aquel pedazo de carne y venas que, bajo mis pantalones, exigía libertad. Fue el cuerpo de Marta el que, virándose, se enfrentó al mío. Fueron sus pechos los que presionaron sobre mi pecho. Fueron sus labios los que se fundieron con los míos en un beso que tenía un algo de desesperado mientras, trastabillándonos, buscábamos un lugar en el que apoyarnos. Pensé en el sofá, mas no llegamos a él. A medio camino hallamos la mesa y fue sobre ella donde recosté a Marta tras haberle quitado el jersey y arrancado el sujetador. Tumbada encima de la mesa parecía una ofrenda que la vida me hubiera hecho para resarcirme de una respetable lista de defraudes. Me volqué sobre aquella ofrenda, besé sus pechos, los lamí, los mordí, hice de sus pezones un chupete insustituible para mi lengua mientras que mis dedos, inquietos y de forma extraña sabios, le desabrochaba los tejanos. Cuando se los bajé, bajaron con ellos las bragas. Abrí sus piernas y, metiendo mi cabeza entre ellas, me dispuse a gozar de la exquisita textura y el exquisito sabor de aquella carne que, trémula, reaccionaba a las caricias de mi lengua dejando en ellas un inacabable reguero de elixires.
Están ahí, sentados, uno delante del otro, sin prisas, se para el tiempo, se para la mente, se para inclusive el corazón, no piensa, no siente, solo habla o escucha, la conversación va de un lado a otro. procura precisar puntos, es como si estuviese en una factoría y quisiese atajar los inconvenientes uno a uno. Escucha inquietudes en silencio, desea asistirla y no sabe cómo. no sabe exactamente por qué razón él está ahí. En realidad no es ni una amiga, quizás solo le semeja físicamente atractiva, y eso es suficiente para compartir su tiempo con ella. Sean cuales sean sus intenciones, si es que las tiene, él está ahí, delante de ella, escuchando y hablando. Parece que se conocen de siempre, todo es simple, el tiempo se detiene, hasta el momento en que el camarero les recuerda que se acaba el tiempo, se han de marchar, él apura hasta el final, se despiden como buenos amigos y se marcha. Si buscas pasar una velada diferente cargada de besos, caricias y mucha implicacion sere tu compañia ideal.
Estudia una carrera, logra un trabajo, échate una novia, cásate con ella y ten hijos
David Seabury, autor del post El arte del egoísmo, decía que la suerte de cada uno de ellos de nosotros cambia cuando nosotros cambiamos. Esto desea decir, que cuando modificamos nuestra forma de ver las cosas, surgen ocasiones que antes éramos inútiles de ver. Al usar un cultivo, como con todo lo demás, comience de forma lenta. Acaricia el cuerpo de tu dominadocon él. Tal vez incluso hacer que él o bese la cosecha. Esencialmente, haz que tu dominadose caliente y te moleste ya antes de meterte en él, edificando algunos golpes aceptables. No entraremos de lleno en la capacitación secundaria para este artículo, ya que es un manual para principiantes, mas hay ciertas situaciones que se consideran apropiadas para tomar el cultivo o cualquier otro instrumento para esa materia. El fetichismo de pies, que tiene a esta del cuerpo como fetiche, es uno de los más conocidos: el sujeto se excita sexualmente al mirar tocar los pies. Incluso el calzado (botas, zapatos, etc.) puede transformarse en un fetiche. La longitud de las órbitas aumenta con la distancia media de cada planeta y también la longitud de los años. Un año de Urano, por ejemplo, dura más o menos 84 años terrestres.
La segunda cita habrá de ser en el sitio de la primera, pero ahora procuraremos sentarnos en un gabinete, es importante puesto que nos dará la ocasión de estar pero cerca de ella, si por algún motivo, te asignan una mesa en lugar de gabinete, tendremos que esperar hasta la tercera cita para acercarnos y te manejases exactamente igual que en la primera cita, respetando su espacio vital, lógicamente platicando en pero confianza Una buena, aunque prácticamente gimnástica forma, de obtener nuevos placeres de esta postura erótica, es introducir en ella la pequeña variación de cambiar la orientación del cuerpo femenino. Es decir: que la mujer, en lugar de estar recostada sobre la cama boca abajo, lo esté boca arriba. Para potenciar las posibilidades de placer de esta nueva variación nada mejor que poner una almohada bajo la cintura. Esta almohada, colocada ahí, dejará que se eleve la pelvis y, con esto, que una vez efectuada la penetración se pueda generar una mejor estimulación del punto G, algo que, no hace falta decirlo, es apreciadísimo por las mujeres.
Si nos lo planteamos, cualquier actitud o bien gesto puede ser explicado de una y cien maneras diferentes
Recuerda que lo que relaja a una mujer, puede que no relaje a otra, y hasta puede que consigas el efecto contrario; conque mientras que conoces a esa dama en particular, debes tener paciencia y no desalentarte si en las primeras ocasiones te cuesta trabajo hacer que se relaje. Cuando conozcas sus secretos de relajación, podrás darle el sexo de su vida. Una de las maneras que las religiones hábilmente han desarrollado para esta noble causa de perpetuidad por sumisión, es justamente, etiquetar a las pulsiones sexuales como formas devastadoras para hacer enojar a los el bloges. A aquellas de vosotras que jamás habéis estado interesadas en la dominación femenina durante la práctica del sexo os invitaríamos a probar. Si todavía tras múltiples experiencias proseguís rechazando esta práctica pues no despierta en vosotras un deseo singular os aconsejaríamos que sigáis informándoos sobre el tema. Seguramente nunca vas a ser un ama. No importa. No es obligatorio. Puedes buscar otras fantasías. Puedes, de forma perfecta, ser una mujer fuerte y potente sexualmente sin necesidad de ejercer como ama. Colócate en una situación cómoda y pon tus manos sobre el cuerpo, ya sea sobre la espalda, sobre el corazón y la frente, o bien donde tu intuición te sugiera adecuado. Esto dependerá de por donde empieces el masaje. Recuerda que la secuencia que doy no ha de ser un dogma de fe inamovible.